domingo, 30 de diciembre de 2007

Calles por estrenar

Me refiero a ese momento de la madrugada en que las calles están por estrenar.
Un poco después de que han pasado l@s que estaban de amanecida, también l@s que vuelven de trabajar, y sin dar tiempo todavía a l@s que se incorporan ahora al trabajo.
En ese momento en que las calles están por estrenar, apenas iluminadas, en silencio, sosegadas. Después de la limpieza diaria, y antes de que las volvamos a utilizar, las calles están por estrenar.

Recuerdo los días que madrugaba, ( en ocasiones no me acostaba ), casi siempre coincidiendo con el fin de semana, por acompañar a mi padre. Salíamos de casa a esas horas tan poco habituales, por lo menos para mi.
Ya fuera para ayudar en la agricultura, plantando papas, en ocasiones ayudar a recogerlas. Otras veces era en la construcción, paredes que levantar, en ocasiones era " echar el techo ". Lo importante era ayudar.

Hoy me ha tocado a mí madrugar para hacer un favor a 1 buen amig@, al que quiero casi tanto como a mi hermano :-)
Salir de casa, empezar a andar, notar las calles casi vacías, recordar cuando con mi padre, en ocasiones, por acompañarle, por ayudar, no me importaba madrugar.

Y todavía me dice est@ amig@ que no sabe como agradecerme el favor.
J*er, si supiera que casi se lo tendría que agradecer yo, por permitirme recordar desde tan temprano a quien tanto influyo en mi.

Otra cosa es qué como hacía mi padre, a la hora de hacer un favor, si era necesario "engatusaba" a quien hiciera falta.
Para hacer yo este favor, se ha visto envuelta " Gente de bien ". Gente a la que aprecio, y parece que ell@s a mi también.
Favor que en cuanto pueda pienso devolver, para no perder las buenas costumbres. Como debe ser.

sábado, 29 de diciembre de 2007

Horario poco habitual

Creo que es la primera vez que preparo un desayuno así.

Hay días, ya sean laborales o festivos, que al poquito de levantarte ya sabes lo que quieres hacer, y con frecuencia van engranando cada una de las cosas que tenías prevista, de forma que el día transcurre casi sin darte cuenta, de lo bien que va.

Hay días, que sin saber porqué te levantas en un horario poco habitual.

Hoy empecé el día así, y ha ido casi casi a mejor.

Es lo que tiene levantarse a una hora que no es la habitual, que hasta que coges el ritmo, hasta que encuentras la forma de empezar el día, te encuentras un poco perdid@.

Al estar en la cocina, sin saber si desayunar, si salir sin comer, recordé los desayunos que en ocasiones preparaba mi padre, a base de café con leche, papas recién fritas y pan.

Acercarme a comprar el pan, hecho de hoy. Saludar a esa hora tan poco habitual a quien andaba ya por la calle. Dejar un poco de lado la rutina, y ponerme a pelar las papas, esperar por el aceite para poder freírlas.

Ya con el café con leche, el plato de papas fritas, empezar a comer, bocados de pan, para no quemarme con las papas recién sacadas de la sartén. Alguna que otra papa que sigue quemando, y que va derechita a refrescarse un momento en el vaso de café con leche, lo que le da un sabor diferente, algo especial.

Por supuesto que ha merecido la pena levantarme a esa hora inusual.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Casi cada Dia

No se si fue casualidad, o que me empiezan a conocer un poco, que ayer me saludaban de esta forma :-)

"listo para mñana....tu gran día...uno d los dl año!??"

Un día como éste, que las bromas son algo habitual, motivo de más para tener presente, de forma casi constante a mi padre.

Casi cualquier momento era bueno para que estuviera preparando alguna broma, para que buscara la forma de alegrar a quien estaba cerca, para que animara al personal.

jueves, 27 de diciembre de 2007

Sentido de la Propiedad

Hay cosas con las que no siempre estoy de acuerdo, por mucho que en ocasiones note que yo también me comporto " así ". Después de todo lo dice el refrán "Lo cortés NO quita lo valiente".

Algo así ocurría con mi padre, cuando le prestaban alguna herramienta.
Lo lógico, lo correcto, es al terminar de utilizarla, devolverla, verdad?

Ahora que pienso un poco en esa forma de "ver" el momento de devolver las cosas que le prestaban (gracias desde aquí a quien me ha "inspirado", a quien me ha hecho recordar, pensar un poco "el porqué" esa forma de ser).

Imagino que a su forma valoraba si quien le había prestado "lo que fuera", necesitaba con más o menos premura "lo prestado".
Imagino que también valoraba lo cerca que estaba esa persona, la propietaria, para en caso de que tuviera necesidad de utilizar lo que era de su propiedad, poder devolver "lo prestado" sin mucha dificultad.
Imagino que también influía el grado de confianza hacia la persona que le había prestado "el objeto".
Imagino que en base a esos parámetros, hacía una escala de prioridades.

En ocasiones, se afanaba en terminar de utilizar un sacho, una pala, a veces una manguera, con apenas tiempo de limpiarlo, de dejarlo como nuevo, para decirme, "Ve a devolverle a ' quien fuera ', y dale las gracias".
En ocasiones, la prioridad no era tanta, y podíamos devolverlo durante ese día, incluso al día siguiente.
En ocasiones, cuando el grado de ' cercanía ' era un poco mayor, " lo prestado " casi casi quedaba en depósito, hasta que dejaba de hacer falta, o que su propietari@ lo necesitaba.

En cada uno de estos casos, esa herramienta tenía un trato preferente, en el cuidado, en la limpieza, en NO prestarlo.

En mi caso, pensé poder decir que a mi no me pasaba, que yo devuelvo las cosas, pero para qué mentir, casi siempre es así. J*er, que también soy humano, y algún " defectillo " me puedo permitir tener, verdad? :-)

Con las cosas prestadas, bueno, hay de casi todo.
En lo referente a los motivos que escucho, para que las cosas que presto queden "sin devolver", creí que había escuchado motivos de todo tipo, casi casi al gusto del consumidor.
Pero la naturaleza es sabia y siempre nos puede sorprender.

En una de las ocasiones que he prestado un libro, con el pasar de las semanas, de los meses incluso, echaba en falta que me comentaran que les parecía, si lo seguían leyendo, J*er, si me lo pensaban devolver.

Como es el que tengo para 'prestar' (ya lo explicaré en otro momento) tampoco le daba mayor importancia.
En algún momento se que salió el libro en conversación, pero nada más.

Todavía me rio, cuando hace algunos días me dicen con la mayor naturalidad, hablando del libro:
"Como es tuyo, NO te lo he devuelto TODAVÍA"
Sí, yo también me quede analizando el comentario, para intentar encontrarle sentido.
Desde mi punto de vista, el motivo principal de devolver algo prestado, es precisamente que ese objeto es propiedad de otra persona.
Al parecer, ese mismo motivo, ser de mi propiedad, es el motivo para NO devolverme el libro. J*er :-)

Ya le pedí a est@ amig@, que desde que pueda le acompaño a su banco. Que pida en su nombre un préstamo de un millón de euros (total, puestos a pedir), y que me los dejé a mi. A ver que cara pone est@ amig@ cuando al pasar los años y pedirme que le devuelva el dinero, yo le responda así " Como es tuyo, NO te lo voy a devolver " :-)

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Asi aprendi

Uno de mis vicios reconocidos es el de conducir, y seguramente tuvo algo que ver, que cuando todavía yo no llegaba a los pedales del coche, me sentaba en sus rodillas, y me dejaba llevar el volante de aquel Austin 1100.
Seguramente, por todas aquellas tardes, que pasábamos por caminos de tierra, disfrutando los dos, él mientras se armaba de paciencia y me enseñaba lo que durante tanto tiempo había ido atesorando, y yo, mientras me empapaba del buen hacer de este amigo, mientras me esforzaba como pocas veces en hacer las cosas como él me explicaba.

Al carajo la pedagogía de hoy en día, juraito, y si alguien se siente molest@, le digo desde ya que no era mi intención, pero que puñetas, nada mejor que los métodos de aprendizaje de la época :-)

Cuando hacia las cosas bien, la recompensa era saber que a la vuelta, o al día siguiente, volvería a tener la oportunidad de hacer algo que pocas "personitas de mi edad" eran capaces, conducir un coche, y yo solito :-)
Llegar a casa, conduciendo, con este buen amigo a mi lado, pero tooooooooodo el coche para mi solito, saber que toda la chiquillería estaba mirando, y recorcomiéndose por dentro de envidia, no se si de la sana o de la otra, pero me daba igual.

Q cuando llegábamos, se bajara del coche, de la forma más natural, y simplemente me dijera 'guarda el coche en el garaje', mientras el se sentaba a hablar con 'la gente mayor', J*er, eso es de las cosas q no se olvidan nunca.

Cuando las cosas no salían bien, había 2 posibilidades, que fuera algo que no estaba al alcance de mi mano, una situación nueva, algo imprevisto, algo relativamente nuevo y que había aprendido hace poco. Si era esta la situación, aparecía una vez más su carácter bonachón, y me explicaba otra vez como hacerlo, como intentar tenerlo en cuenta en adelante.

Si por el contrario, la equivocación había sido por causa mí, Joooo, del coscorrón no me libraba nadie. Y no es que doliera, o por lo menos no en cuanto a dolor físico, porque apenas te rozaba el pelo, sino por darme cuenta de que no había hecho las cosas bien.

Una de estas ocasiones, J*er, me estoy riendo solo de recordarlo, fue una tarde, mientras conducía, todo contento, tan entusiasmado por estar haciendo las cosas bien, que me dejé llevar por la música que escuchaba en aquel momento en la radio del coche.
El pié derecho empezó a seguir el ritmo de la música :-)
Se imaginan el resto? El coche empezó a dar 'brincos' en la medida que iba pisando y soltando el acelerador. Por supuesto, se dio cuenta enseguida, me retiro con la mano izquierda el pie del acelerador, y de forma casi instantánea, coscorrón al canto :-)

De esta forma tan natural, "Quien no aprendía, es porque NO quería"

martes, 25 de diciembre de 2007

Caminar

Hace meses por primera vez, y hace apenas unos días, no pude evitar sonreír, al escuchar de boca de quien también conoció a mi padre, como me contaba que en ocasiones se acuerda de él.

Mi padre, persona de ideas concretas, de conceptos claros, no tenía reparo en recordarte, una, dos y hasta tres, o las veces que hiciera falta, que las cosas, casi mejor hacerlas bien.

Seguro que han leído acerca de la gota de agua, que con tesón, con calma, con perseverancia, consigue poco a poco horadar la piedra, dejar huella.

Con el tiempo hemos podido comprobar, que mi padre, que por momentos podía parecer impaciente, también sabía esperar, que era capaz de ir poco a poco dejándonos recuerdos que con el tiempo empiezan a aflorar.

Hace meses por primera vez, y hace apenas unos días también, me decían, que en ocasiones, mientras va caminando, medio despistado, pensando "en los celajes", en cuanto empieza a sentirse cómod@, en cuanto se empieza a relajar, con frecuencia da un 'respingo', en cuanto deja caer las manos en los bolsillos.

En ese instante (casi literal), se acuerda de 'Pipe', que le decía una y otra vez, ( a est@ "J*dí@ Chiquill@" y a tod@s nosotr@s también ), que al caminar, no debía llevar las manos en los bolsillos, sino sueltas, para lo que pueda necesitar.

Que bien lo hiciste, con cuanto cariño, que todavía Sigues por Aquí.

lunes, 24 de diciembre de 2007

A quien Madruga

Seguro que conoces el refrán: "A quien madruga, Dios le ayuda" y seguro que sabes también de quien adquirí esa sana costumbre.

Ya fuera para ir a trabajar, ya fuera para acudir a ayudar, a echar una mano, para salir "P'al campo" a preparar un asadero, ya fuera solo por que tenía algo que hacer, madrugar es para mi padre tan natural como lo pueda ser para mi tomar café.

Hoy ha sido uno de esos días en los que me alegro de conservar ese hábito, el de madrugar. Bueno, tampoco ha sido madrugar, sino más bien levantarme temprano.
A eso de las 07.30 aproximadamente ya estaba en pié, de forma que después de lavarme la cara, despejarme un poco las ideas, tomar un desayuno ligerito, tal y como tenía previsto, alrededor de las 09.30 ya estaba en la carretera.

En la primera visita, después de una hora de trayecto, no podía faltar el café, algunas bromas, y aprovechando las fechas, un par de truchas caseras, "Ricas con Ganas", J*er, a ver cuando aprendo yo de una puñet*ra vez.
(Para nada es una indirecta, sino más bien "derechito al corazón", a ver quien me hace llegar recetas de truchas, de las de batata, de las de toda la vida)

Camino de la siguiente visita, alguna que otra parada, para saludar a la gente que me conoció de chico, y que todavía se acuerdan de mí.
Que cuanto tiempo, que a qué me dedico ahora, que a ver cuando paso a saludar, a tomar café.
Es lo que tiene visitar de "tarde en tarde" el sitio donde te vieron crecer. Vale, alguna perrería me vieron hacer también.

Otra visita más, de las de llegar, sentarte en la silla, en el banco de la cocina, en la escalera, o casi donde se pueda. Charlar durante media hora, poco mas o menos, y siguiendo la tradición de la "visita de médico", sin llegar a calentar el asiento, empezar la despedida, que ya vendré otro día.

Una ventaja (o no, "asegún" se mire) con respecto a cuando salíamos con mi padre, es que como estamos tod@s liad@s, con poco tiempo, entre visita y visita, en ocasiones me adelanto por teléfono, para si están fuera de casa, aprovechar el tiempo en otro lado.
Cuando salíamos con mi padre, como no teníamos esas "modernidades", llegábamos de todas formas. Si se encontraban en casa, a quien íbamos a visitar, Bien, si no, habíamos pasado un rato divertido, ya pasaríamos otro día.

Hoy, ya de vuelta para casa, viendo la hora que era, por donde me encontraba. el hambre que tenía, decidí probar suerte, y acerté.
Sigue "funcionando" un barcito de los de antes, de los de toda la vida, un bar de barrio.

Un bar, que después de 20 años, sigue funcionando casi igual. Abren a las 13.00 y como mucho, hasta las 13.30 puedes encontrar donde ponerte. A partir de esa hora, las 4 mesas que tiene, la barra, incluso en ocasiones el hueco de las dos puertas, están llenas.

Al llegar y ver que todavía había posibilidades de estar con comodidad, hice un par de llamadas, a quien imaginé le podía interesar pasar, y compartir la cervecita, algunos de los platos que se saborean, el calor humano que encuentras cuando alguien que no conoces de nada, al estar en este bar, te saluda como si hubieran estado jugando juntos de cri@s, tanto cuando llegan, como cuando se van.

Un bar, donde es frecuente que los camareros, de apurados que van, si estás en la barra, te dicen que si les puedes acercar una tapa, media ración, o las bebidas a tal o cual mesa, para no tener que salir, y por supuesto que lo haces, encantado además, porque es de esas cosas que te hacen sentir como en casa.

De las llamadas, una en concreto fue a quien de antemano sabía que era muy difícil que pudiera ir :-)
A quien ha estado conmigo en ese bar, le gusta la mayoría de las tapas, le gusta el lugar. Sabía que era muy probable que al decirle que yo estaba allí, que se pasara, sabía que se iba a quedar "con rasquera", sin poder ir.
J*er, para eso también estamos l@s amig@s, verdad? ;-)

Y todo esto gracias a Madrugar.



domingo, 23 de diciembre de 2007

Casi sin Avisar

Casi sin avisar, como la mayoría de las cosas 'Lindas' que nos ofrece la vida.
Así eran las visitas, las que hacía, en las que nos veíamos envueltos, casi siempre 'sin avisar'.

Recuerdo tardes de estar en casa, oír llegar el coche.
Sí, tuve la suerte de vivir en la época en la que apenas había un coche o dos en la calle donde vivíamos, y que además, no creo que llegaran a pasar ni diez coches durante el día.

Así que cuando llegaba el coche de mi padre, sabíamos a ciencia cierta, sin lugar a dudas, que se trataba de él.
Recuerdo que llegaba a casa, y antes de que pasarán 30 minutos, ya nos estaba invitando a salir, "a dar una vuelta". Lo único seguro es que íbamos a pasarlo bien, que volvíamos antes de oscurecer. El resto, era una incógnita, sabíamos que salíamos, que volveríamos, pero no teníamos ni idea de donde íbamos, a quien ibamos a ver.

Los días festivos, en los que nos invitaba a salir, la principal diferencia era que al tener un poco más de tiempo, "la vuelta era más grande", podíamos visitar a más "gente", o llegar a sitios a los que por la distancia, en otras condiciones no podíamos ir.

Así eran muchas de las tardes, en la época en la que tuve la suerte de vivir.

Al crecer un poco, al empezar a estudiar, teníamos menos tiempo, teníamos mas cosas que hacer.
Pero las tardes seguían siendo muy parecidas.

LLegaba, estaba un ratito, y preguntaba quien quería salir. Ya dependía de nosotr@s, de las ganas que teníamos de estudiar, de si eramos capaces de buscar una buena excusa para el día siguiente, cuando al preguntarnos en clase, no fuéramos capaces de responder.

Ya podía ser visitar a algún familiar, algún conocid@, ir a ver algún sitio nuevo, o solo salir a dar una vuelta, a pasar un rato en el coche, riéndonos, en ocasiones de la gente, a veces de nosotr@s.

Lo más lindo, es que todavía "queda gente así"
No, no soy la única persona que llega casi sin avisar, ni la única persona, que con apenas tiempo de ponerte unos zapatos te invita así:
"Salimos a dar una vuelta?, a tomar café?"

Como ya nos vamos conociendo, se que dependiendo de la hora, de si es día laboral o festivo, va a ser un café, relativamente cerca, o para tomarnos ese café, podemos estar antes horas y horas (hasta ocho horas recuerdo yo), recorriendo caminos, cogiendo atajos, en ocasiones avanzando, en ocasiones retrocediendo.

En ocasiones es solo un café, en ocasiones son unos cuantos los que llegamos a probar. En ocasiones encontramos bares chiquitos, casi casi de pueblo, donde paramos a tomar ese café, a tomarnos una cerveza, a probar algunos de los platos de comida "bien hechos", como debe ser.

Comprenden ahora porqué en ocasiones "llego" casi sin avisar.
Comprenden ahora porqué en ocasiones invito casi sin tiempo "Para ná".
Comprenden ahora porqué cuando me invitan, casi siempre digo que Si.

Cuantos recuerdos me traen estas invitaciones, "Casi sin Avisar"

sábado, 22 de diciembre de 2007

Hasta donde Irias

La penúltima vez, fue en Junio de este año.
Me llaman para saludar, para recordarme que todavía no había estado en la nueva casa, que todavía no había pasado a tomar café.

Si se preguntan cual fue La Primera Vez, no lo sé, han pasado algo más de cuatro primaveras :-)

En esta ocasión, como la invitación a café me quedaba un poco lejos, no pude ir sobre la marcha, ni ese fin de semana, pero para el siguiente estaba en camino, después de casi 3 horas de viaje, después de 1 trayecto en avión, después de devolver la llamada, y decirle que por supuesto aceptaba ese café, y que además buscara un sitio tranquilo, acogedor, donde pudiera invitar yo.

En esto también nos parecemos, cositas como esta también me lo recuerdan.
Me contaba, que en ocasiones (pocas por las circunstancias), se iba con un grupo de amigos, desde donde vivía, hasta la capital, esto ya podía suponer un trayecto de como mínimo una hora y media o dos.

Coger uno de los barcos que en esa época unían las dos capitales de provincia, "Los Correillos" le llamaban, y aunque no lo sé con certeza, imagino que en el trayecto empleaba unas cuantas horas, puede que casi medio día.
Al llegar, bajarse del barco, dar una vuelta, apenas por las cercanías, tomarse un café, y estando atentos a la salida "del Correillo", volver a andar lo ya andado, regresar, eso sí, después de ir a la Isla Vecina a tomar café.

Aunque nunca me lo comento, es fácil imaginar la que armarían él y sus amigos, tanto en el trayecto de ida, como en el de vuelta. J*er, que envidia.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Hablar Bien

Recuerdo tardes de tomar café, de hablar, de ir poco a poco hilvanando diferentes temas, casi al azar, para prolongar la conversación, la charla, el momento de disfrutar del aire del mar, casi sin nada más que hacer que dejar pasar el tiempo, mientras tomamos café.

Recuerdo a 1 amig@, que en vez de café, prefería tomar té.
Decía que el té, si se prepara bien, solo se puede preparar de una forma, la correcta, la adecuada, como el había aprendido a tomarlo, y era motivo habitual de "disputa", ver que solo en ocasiones le servían el té como lo deseaba.

Yo sin embargo, cuando pido un café, pido como lo quiero, de forma concreta, y casi casi "inequívoca". Me lleva un poco más de tiempo, y en ocasiones, quien me atiende, quien toma el pedido, me mira como si quisiera decir "Que es lo que me está pidiendo". Y sí, en la mayoría de las ocasiones me sirven el café como lo había pedido. En las contadas ocasiones que no lo consigo, tengo la posibilidad de recordar "Qué" había pedido, y por lo tanto, insistir en que me lo sirvan como debe ser, un buen café.

Recuerdo que en su trabajo, cuando tenía algún encargo por hacer, cuando intuía que podían "pedirle explicaciones", que le podían poner en un aprieto, sacaba una pequeña libreta y primero anotaba cada una de las cosas que le habían encargado, para acto seguido leer una a una las anotaciones que había hecho, y con una sonrisa "como pocas" preguntar : "Es esto lo que me han pedido?".

De esta forma tan sutil, tan artesanal, tenía la certeza de que a la vuelta, cuando regresara, no había forma de que le pudieran decir que se había equivocado

Algo de esa forma de ser, de ese 'saber' debe de habérseme 'pegado'.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Visita de Medico

Así llamaban a las visitas para tomar café que hacía mi padre, "Visitas de médico", tal vez por la frecuencia con que las hacía, tal vez por lo bien aprovechaditas que eran, y para que negarlo, también por la brevedad de las mismas.

En algunas ocasiones me han dicho que Yo, cuando jovencillo "no calentaba silla". Bueno, la verdad es que la expresión que utilizan (a veces) hace referencia a una parte de la anatomía que puede resultar 'no apropiada' para esta web, algo así como "cul* inquieto" :-)

Esas visitas, las que eran solo para saludar, para tomar café, efectivamente eran cortas, casi lo justo de llegar, saludar, un poquito de "conversá", revolucionar a casi todo l@s que estaban más o menos cerca, tomar ese café, recién hecho, otro ratito más de charla, y notabas que andaba buscando la forma de decir "Hasta Después".
Entre una cosa y otra, podía ocupar media hora, tres cuartos, y en casos un poco excepcionales, puede que llegara a estar una hora.

Con esta forma peculiar de tomar café, de saludar, de hacer "Visitas de médico", a lo largo de la semana, tenía ocasión de hacer unas cuantas visitas, de saludar a l@s que tenemos la suerte de tenerle cerquita, de que nos anime ya sea las mañanas o las tardes.

Esos cafés eran cortitos, rápidos, cargados, casi casi recién hechos, con todo el aroma, con todo el sabor, con todo el calor que emana el café acabado de hacer, y por supuesto también con todo el "calor humano" que repartía en sus visitas.

Había incluso, quien le tenía reservada una taza, especial para Él, un poco más pequeña.

Diferente era cuando en vez de ser una visita de cortesía, era para ayudar, para echar una mano, para trabajar. En esas ocasiones, si no tenías cuidado, estaba desde antes del alba, hasta después de ponerse las gallinas. Y la misma 'jiribilla' que pone cuando solo está de visita, esa misma energía contagiaba cuando de trabajar se trataba.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Asi Tambien

Damos por 'probado' que la distancia más corta entre dos 'opiniones' es la línea recta, y sí, en muchas situaciones es así. Hay otros momentos en que merece la pena 'pararse', detenerse un poco a pensar, dedicar algo de tiempo en decidir que camino tomar, para partiendo del lugar donde estamos, llegar hasta donde queramos ir.

No se si decir "me enseñaron", o "lo aprendí", pero es cierto que casi siempre, busco la forma más directa para hacer lo que creo que debo de hacer. Sin embargo a veces, como vi hacer en ocasiones a mi padre, hay que buscar otra forma de llegar.

Por supuesto que para nada es igual, cuando lo conseguimos nosotr@s, que cuando nos damos cuenta de que nos acaban de hacer la misma "jugarreta" :-)

Hace un par de días, mientras hablo con 1 amig@, me comenta que sale de viaje, una semana o cosa así, y que está intentando evitar pagar por el aparcamiento del coche, en el aeropuerto, mientras esté de viaje. Me tuve que reír, cuando me dice que estaba pensando en dejar el coche cerca de donde trabajo, para que de esa forma, esté un poco más vigilado.
Hasta aquí, es más menos lógico el planteamiento. Es a partir de este momento cuando empiezo a reirme, casi casi a carcajadas, ya que está convencid@, de que le voy a permitir que regrese al Aeropuerto en Taxi. J*er, "Para que estam@s l@s amig@s".

En ese momento, apenas tengo información de cuando sale, de cuando va a regresar, y noto que está empezando a poner 'freno' a lo que me dice, a la información que quiero tener.

Dejé la conversación por imposible, hasta hoy.
Hablamos de otros temas, tomamos café, y poco a poco, como el agua se va minando por la talla, de igual forma que va destilando, así fue poco a poco dándome fechas y horarios. Con esta información en mi poder, re-tomé el tema, "Que se olvidara de volver en taxi al aeropuerto", y pobrecit@, intento hacer la misma jugada, decirme que con dejar el coche cerca, y no avisarme hasta estar en el Aeropuerto, era suficiente.

Que poquito me conoce. Que poquito le duró la alegría. Con una de mis mejores sonrisas (de quien habré aprendido) le digo que tiene 'solo' dos opciones, o me asegura que me avisará antes de traer el coche (nos conocemos lo suficiente como para saber que "Lo que decimos, Lo hacemos"), o voy a estar desde media hora antes de que salga de su casa, a eso de las 03.00 de la madrugada, para 'acompañarle' con el coche, primero hasta el Aeropuerto, luego hasta donde trabajo, y de esa forma, si le dejaré que vuelva en taxi al Aeropuerto.

No necesitó preguntarme si yo sería capaz de ir de madrugada, esperar que saliera, y hacer el trayecto, cada un@ en su coche. No hizo falta preguntarme, porque nos cocemos lo suficiente, de parte y parte, para saber que "Lo que decimos, Lo hacemos".
Menos mal que nos conocemos lo suficiente, porque ninguna gracia me hacía madrugar tanto ese día. Pero habría merecido la pena, verdad?

Hoy, como los demás días, el recuerdo de mi padre, también ha estado cerca de mí.

martes, 18 de diciembre de 2007

"Troquiar"

Debería ser ' trocar ', que es como lo define el diccionario, pero hasta donde me llegan los recuerdos, la expresión que usábamos era esa, "troquiar", y ya puestos, prefiero en la medida de lo posible, adaptarme a los recuerdos.

trueque.

1. m. Acción y efecto de trocar o trocarse.

2. m. Intercambio directo de bienes y servicios, sin mediar la intervención de dinero.



Una de las cosas que aprendí, a base de ver como lo hacía, es a repartir, casi sin importar de que o a quien se trate. En ocasiones era algo de tiempo, en ocasiones, eran tomates, en ocasiones, lechugas, papas o plátanos.

Bueno, para acercarme un poco más a la realidad, tampoco era repartir sin más, era más bien un intercambio, un trueque. En muchas ocasiones llevaba unas manillas de plátanos que le habían regalado, y obtenía pongamos por caso, medio saco de papas, o unas cuantas piñas de millo, o un plato de pescado, incluso, en ocasiones " 'solo' un café y un rato en buena compañía".

L@s que me conocen 'algo', se habrán dado cuenta de que una de las cosas con las que peor me llevo es "que digan cosas lindas de mi".

Sin embargo, hago algunas excepciones, y es cuando además de decir esas 'boberías', me dicen, me razonan porqué piensan así de mi.
En una ocasión, me decían .:

Oye Qma eres como una gran caja de pandora, pero que la abres y derrama beneplácitos... te lo voy a explicar... aunque no sé como lo haces... supongo que es un GEN HEREDADO de Felipito ... si le pedían algo removía cielo y tierra hasta conseguirlo y obsequiar a la persona que le había pedido algo, papá era un gran cambullonero, practicaba el trueque mejor que nadie.

Hoy ha sido un día así, de trueques, de intercambios, de cambulloneo, de dar, casi sin esperar na_de_na.

Recibo una llamada, para ver si puedo acercar a 1 amig@, a recoger el coche. Bendita tarde de lluvia que propició, que además de alegría para 'el campo', para la gente que como yo le encanta andar y sentir la lluvia, además, tuve la oportunidad de devolver alguno de los favores que 'debía'.

Con la tarde como estaba, con algo de lluvia, casi fría, con el cielo 'encapotao', sin viento, apenas una brisa, sabiendo que est@ amigo saborea el café casi tanto o más que yo, comentamos lo bien que estaría encontrar un sitio donde tomar un café, donde ver llover, casi sentir la lluvia, mientras el calor de la taza de café, el aroma que desprende, los recuerdos que nos trae, nos permite saborear esta tarde de lluvia, de trueques.

Como no podía ser de otra forma, tan pronto como nos ponemos en marcha, me acuerdo de conocid@s, a los que también les encanta el café, amig@s que hace tiempo que no saludo, que seguramente estén trabajando, atrapad@s por el horario, sin poder saborear esta tarde de lluvia, y sin pensarlo mucho más, empiezo a repartir, empiezo a "troquiar".

Aquí un cortado, especial. Allá fue una taza de té. Hubo incluso quien alcanzó una 'escudilla' de chocolate, calentito, recién hecho, acompañado de sus correspondientes churros, para mojar y casi casi dar envidia. En cada una de estas visitas, saludos, risas, sorpresas, alegría.

Ese es el mejor de los trueques que existe, cambiar algo 'material', fácil de adquirir, por algo tan lindo, tan necesario, como ver, 'sentir' a la gente sonreír, sorprenderse, casi casi diciendo, "J*er, como eres, mira que aparecer" :-)

A última hora, casi nos despistamos, y entre tanto cafés, saludos, y "Ya te vás", casi nos quedamos nosotr@s sin tomar nuestro café.

Mientras nos poníamos de acuerdo de donde íbamos a parar para tomar el café, me llaman, para preguntarme que si todavía estaba cerca, que no nos fuéramos, que nos invitaban al café. Que si podíamos esperar a que terminara la jornada de trabajo nos devolvían el favor? con otro café, con un ratito más de charla, de buena compañía.

Esperar? Que poquito me conocen, por un buen café, por la buena compañía, soy capaz hasta de ir a otra Isla :-)
(Pero eso es otra historia, otro recuerdo, otro día)

lunes, 17 de diciembre de 2007

Como debe de ser

Recuerdo de chico, que debido al ritmo de vida que llevábamos, más tranquilo, más pausado, debido seguramente también al nivel económico que imperaba, muchas de las cosas que hoy en día encargamos a alguna empresa, en esos días había que hacerlos, bien de 'propia mano' o contando con la ayuda de familiares y vecin@s.

Ya fuera barrer la acera, el cachito de calle que le tocaba a cada vecina, ya fuera plantar papas, recoger las piñas de millo. Tanto si se trataba de echar un techo, de encalar las paredes, o de pintar la casa (por lo menos 'el frontis'), casi siempre una vez al año, coincidiendo con las fiestas del pueblo.
En esos días, lo habitual era ayudar, 'echar una mano', compartir el tiempo de que disponíamos, las ganas de hacer las cosas bien.

Llegado el caso, lo realmente importante era ayudar, sin importarnos el horario, ni lo que nos tocaba hacer, porque no estábamos por dinero, sino porque hacía falta, porque era 'moneda común' la frase "Hoy por TI, mañana por mí".

Fue en esas tardes de recoger las piñas del millo, esos Domingos tempranito, casi de amanecida, cortando 'la rama' de las papas, para desde que aclarara el día, empezar a cogerlas.

En esos Sábados por la tarde, subiendo las vigas para el techo, alcanzando las 'bovedillas' a quien tenía más práctica en colocarlas, esos Domingos por la mañana amasando mezcla, alcanzando baldes, regando las vigas y la madera, preparando bocadillos.

En esos días casi sin querer, aprendí que las cosas, ya que las vamos a hacer, mejor hacerlas BIEN, cuesta el mismo esfuerzo, el mismo empeño, y la diferencia se 'hace ver'.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Desayuno Especial

Hay culturas que consideran el desayuno como una de las principales comidas del día. Después de casi ocho horas de descanso, es normal levantarse con ganas de comer.

Lo normal era un desayuno preparado por mi madre. Rico, sencillo, rápido, habitual. Entre que nos duchábamos, cogíamos los libros para ir a clase, discutíamos un poco, como buen@s herman@s, hacíamos enfadar un pisco a mi madre, mientras intentaba que además de desayunar, nos vistiéramos, que no se nos hiciera tarde.

Algunos días el desayuno era diferente. Siempre en Festivos. Siempre de madrugada. Siempre sabroso.

Habían días que antes de que saliera el Sol, antes de lo que teníamos previsto, nos llamaba, nos despertaba, y a base de insistir, conseguía que nos levantáramos, y que sin lavarnos apenas la cara, sin quitarnos las legañas, nos dirigíamos a la cocina.

Esos días, el desayuno era sencillo, con cariño, sabroso.
Esos días, que en vez de desayunar y salir, mi padre se quedaba un poco más en casa, se quedaba en la cocina, y preparaba un par de platos de papas fritas. Si, papas fritas de las de antes, las de todas la vida, recién peladas y cortadas, recién fritas, todavía 'quemando', con un poquito de sal (gorda).

El complemento inicial para esas papas fritas en el desayuno, era una taza de café con leche, bien calentito, cargado de café, con un 'cacho' de pan en la mano, "Una papa frita, para no quemarme un bocado al pan, y para no atragantarme, trago de café con leche", y así, una y otra vez.

Esa mezcla de sabores, de las papas fritas, con el pan calentito, con el sabor del café con leche, todavía lo tengo presente. Pocas veces he vuelto a desayunar de esa forma. Pero es algo que estoy en vías de solucionar.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Breve Descanso

Algunos veranos, en vacaciones, o puede que fuera en las vacaciones de Semana Santa, la verdad es que no recuerdo bien las fechas, pero si los días que acompañaba a mi padre a su trabajo.
Había q madrugar, pero merecía la pena, desayunar con mi padre y mi madre, medio adormilado todavía, sin apenas hacer ruido, para que el resto de la familia siguiera descansando.

Quedarme dormido al poco de sentarme en el coche. Saber que antes de llegar a la Capital, me despertaría, ahora que lo pienso, no puedo saber si me despertaba por mis propios medios, o mi padre, sabiendo que es algo q me encantaba, me ayudaba a desvelarme, para ver como poco a poco, la ciudad iba tomando forma, como las luces, que apenas eran puntos q casi no se veían, iban creciendo, iban surgiendo casas, calles, aceras, personas q como nosotros iban a trabajar, bares y cafeterías donde parabas lo justito para tomar un café, saludar a casi todos los que a esa hora 'inoportuna' andaban ya de aquí para allá.

Mi padre sabía que si algo forma parte de mi, es la curiosidad, casi casi la necesidad de aprender, de ir conociendo cositas nuevas, de preguntar por las q aprendí ayer. Por eso, siempre que podía, buscaba la forma de llegar por sitios diferentes al lugar de trabajo.

En el descanso del mediodía, para almorzar, para coger fuerzas de nuevo, mientras mi padre estaba descansando, saboreando la siesta, yo aprovechaba para 'golisniar' en el almacén donde estábamos ese día, entre la mercancía, entre la documentación de los coches, furgones y camiones que había por allí.

En esos días, era tanta mi inquietud, mis ganas de saber, de aprovechar esos momentos, ese mundo nuevo, por explorar, por lo menos para mi, que no paraba de ir de un lado para otro, procurando no dejar demasiadas 'pruebas' de lo que había hecho, de por donde había estado.

En esos días, la siesta, descansar al mediodía, no formaba parte de mi. Hasta algunos años más tarde, no me acostumbré a saborear ese ratito del día, entre la mañana y la tarde, donde vuelves a revivir.

Hasta Hoy, siempre que puedo me tomo ese ratito de relax, y juraito, recuerdo aquellos días que pasé, 'trastiando' en la hora de la siesta.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Estar a tiempo

Recuerdo el primer reloj que tuve, fué un regalo; era de publicidad, elegante, un reloj con la pulsera imitando piel. Contento estaba con mi reloj, con la posibilidad de saber la hora que era, de poder responder cuando la gente me preguntaba por la hora. Aunque también es cierto que con frecuencia daba más importancia a saborear la buena compañía, en aprovechar el momento, que en la hora que marcaba el reloj.
El siguiente reloj, era un reloj Japonés, mas funcional, un poco menos elegante. Después, no recuerdo cuantos relojes he tenido, hasta llegar al momento 'actual' en que no utilizo el reloj 'tal cual', sino que hago más bien uso del reloj del Pc, del móvil, etc, etc, etc.

A mi padre, de siempre lo recuerdo con su reloj Cauny, dorado, con pulsera metálica, dorada también, de las que adaptan a la mano, de forma que sin llegar a presionar, están siempre en contacto con la piel, sin que pueda moverse de un lado a otro.

Esta misma tarde, recordé, que debido a su horario de trabajo, lo habitual para él, era levantarse cada día, entre 5 y 6 de la mañana, de lunes a lunes. Recuerdo que algún Sábado, algunos Domingos seguramente también, coincídiamos. Yo , 'a puntito' de llegar a casa, y él, 'a puntito' de salir. Yo buscando descansar, para dar por zanjado ese día, y él, ya preparado, lleno de vitalidad, con cosas por hacer. Cruzábamos un par de palabras, comentábamos algo, nos saludábamos y seguíamos.

Debido a esa costumbre de madrugar, cuando iba de visita, ya fuera por gusto, o porque se había invitado a ayudar, a echar una mano, con frecuencia, llegaba 'pronto' al lugar donde pasaría en ocasiones la mañana, en ocasiones el día entero, ya fuera de albañil, de carpintero, de fontanero menos, pero también.

Para no molestar demasiado, para que no se tuvieran que levantar, muchas veces, llegaba, aparcaba el coche, y se ponía a esperar, a que avanzará un poco el tiempo, a que la gente empezara a asomar, y entonces, como si estuviera recien llegado, tocaba, y "Venga, a Trabajar".

En ocasiones, l@s que le conocimos, si sabíamos que iba a venir, intentábamos levantarnos temprano, no mucho la verdad, para como si no supiéramos nada, asomarnos al balcón, a una ventana, saludarlo con la mayor naturalidad, y evitar de esa forma que estuviera esperando, sentado en el coche, mientras escuchaba las noticias en la radio.

Era entrar, tomarse el primer café, nosotr@s desayunar, y a correr, porque además de buena gente, tiene la capacidad de poner en marcha "A to quisque' alla donde vá.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Lluvia, Aguita de Mar

Esta mañana, al salir, estaba lloviendo, había llovido, las calles ligeramente húmedas, sin llegar a estar mojadas.
Nada más empezar a conducir, quise utilizar el limpia parabrisas, para tener un poco de visibilidad, para conducir bien, como debe ser.

Casi antes de accionar el mando, recordé que hace unos días me paso algo similar, y recordé también que todavía NO había vuelto a llenar el depósito del agua.
Se que no debo conducir así, por lo que a la vuelta de la esquina, en la primera tienda que encontré, compré una botella de agua, para aclarar el parabrisas y poder seguir.

En ese momento, de bajar del coche, pensar en lo que iba a hacer, comprar una botella de agua no para beber, sino para solucionar por la vía rápida lo que debía haber hecho días atrás, cuando me di cuenta de que no quedaba agua para limpiar el parabrisas.
No pude evitar sonreir, pensando en que Felipe, con quien aprendí a conducir, me estaba mirando, casi casi diciéndome, a ver si en la siguiente lo hacemos mejor.

Los fines de semana que pasaba por casa a descansar, a dormir, en ocasiones solo a visitarles, cuando sabía que habían pasado semanas sin que supieran de mi.
En algunos de esos fines de semana, que recalaba por el Hogar, al coger el coche para regresar, notaba que mi Padre, Felipe, sabiendo como soy, se había entretenido en limpiar el coche, como si fuera el suyo.

Voy a intentar, que para la próxima vez, no me tenga que decir "Eso no se debe hacer" :-)

Versión Anterior

La versión anterior de esta web,http://www.blima.net/papi/ todavía sigue funcionando, todavía sigue ahí, y más tiempo que va a seguir.

Sin embargo, llegó el momento de adaptarla, de mejorarla, de ponerla al día, pero sin alterar la versión anterior.